Todo era distinto en el Valle de los Mejores Amigos antes de la llegada de la Señorita Kissis. Sobre todo para la pequeña Lilith y sus leales compañeros.
No es exactamente que el Valle fuese un lugar triste y lúgubre antes de que ella llegase -nada de juguetes rotos, espacios grises o almas en pena- pero, para los pequeños fantasmas, la eternidad de la muerte se vuelve enseguida mortalmente aburrida. Y así les sucedía a ellos.
La Srta. Kissis era todavía demasiado joven en el momento de su muerte, pero ni su inesperada tragedia logró borrarle la sonrisa del rostro, siempre dulce y en calma. Así era ella, y así abrazó su nueva vida en el Valle.
Nada más llegar a su nuevo hogar -aún sin deshacer su desgastada maleta verde repleta de recuerdos- ya se había percatado
de la enorme necesidad de los pequeños fantasmas y, con la única ayuda
de su ilusión y cariñoso empeño, empezó a construir la que se convertiría en emblema del Valle: su escuela. Lilith, Gretel y el pequeño Milú, seguían sus avances muy de cerca. Primero, tímidamente -varias capas de pintura, las estanterías de madera, una alfombra de colores, la pizarra- y con más confianza después, una vez llegaron los primeros pupitres, los juguetes y los libros con preciosas ilustraciones, y comprendieron que, la Escuela, era el lugar ideal para volver a Soñar.
**Esta es la historia de la Señorita Kissis y de todos nuestros fieles compañeros más allá del arcoiris.
Bienvenid@s al Valle de los Mejores Amigos.**